26 de enero de 2013

Estúpida y sensual Zooey.

She & Him.
Fools Rush In (Ricky Nelson's cover).
Single (Levi's Pioneer Sessions 2010 Revival Recordings).



Though I see the danger there
If there's a chance for me
Then I don't care.

25 de enero de 2013

Yo.

Durante todo el año pasado, viví una mezcla de pensamientos, razones y emociones que guiaran mi vida. Eso cae de maduro, pero también sentía que en el trajín, iba tomando cosas de los demas que me ayudaran a constituirme bajo una unidad autónoma. Un nuevo yo que emerja desde las sombras.

Creía que esto era necesario porque pasé demasiado tiempo en pareja. Antes, el yo se autodestruyó para dar paso a un "nosotros" que después se desdibujó, se hizo añicos. Entonces, apartir de eso, viví un año y tres meses intentando encontrarme otra vez.

Pasé por muchas cosas. Adquirí demasiadas características de otros, tanto positivas como negativas. En un momento estuve en un limbo grande y no sabía que paso seguir. ¿Cómo actuaría fulano, en quien me estaba apoyando para salir adelante? ¿O capaz el método de mengana fuese mas efectivo? No sabía para dónde ir, necesitaba un guión o algún director que me direccione a un objetivo. Por que yo sola iba a la deriba y nadie me ayudaba.

Llegué a pensar durante mucho tiempo, que nada de lo que yo hacía era por convencimiento propio. Que todo era por agradar a los demás. O para parecerme a los demás. Sin quererlo, volví a la adolescencia en donde sentía que nadie me queía y que si o si tenía que hacer lo que los demas dijeran, entonces vivía sometida en un mundo en el que me era imposible gritar lo que yo deseaba.

¿Y cómo me dí cuenta aquella vez, que eso no era vida? Porque quizás, no era que los demás me odiaran, sino era yo la que se odiaba y por eso no podía ver que las demás personas no querían hacerme daño. Sólo ayudar. Y yo no estaba entendiéndolo.

Lo mismo me pasó el año pasado. Yo había construido un mundo, una fortaleza, un "lugar feliz" que no era real. Pensaba que las personas, advirtiéndome, querían alejarme de la "felicidad", pero sólquisieron salvarme. Y cuando al fin lo descubrí, ya era tarde, y el dolor fue mucho mas fuerte que las advertencias de la gente que me quería. 

Me dí cuenta tarde, pero ya saben lo que dicen, mas vale tarde que nunca. Mi vida volvió a cambiar. Pero esta vez, ya no me apoyé en nadie completamente. Volví a redescubrirme, a saber y ser conciente de quien soy y que es lo que quiero. Y no sólo porque los demas me lo digan. Sino porque no puedo imaginarme otra cosa. No puedo imaginarme como el alma de las fiestas, la piba que se fuma un porro para ser cool, el juguete de todos, la moraleja de una historia sobre como termina cometer errores.

Yo soy yo. Soy la que pide perdón y dice gracias mas veces de lo necesario. Soy la que te va a joder para que veas una película que me pareció genial. Soy la que va a estar parada en un súper y va a pensar en comprarte un chocolate porque sí pero se va a arrepentir al final porque te merecés mas que eso. Soy la que no se siente cómoda en ropa ajustada, a pesar de que me luzca bien. Soy la piba tímida que lucha horrores para dejar de serlo, si es que me interesas. Soy la que muere por un libro nuevo casi todos los meses. Soy la que sufre en silencio, canalizando mis tristezas en lugares no tan populares, como es mi blog. Soy la que dejó de divertirse en fiestas si no está borracha. Soy aquella que quisiera que le des otra oportunidad. Para probar que lo que te hayan contado de mi es basura. 

Y que voy a seguir esperando. Hasta que quieras darmela.

Pero hasta ese entonces, no voy a desanimarme y voy a continuar siendo yo.

El martes fui a comprar ropa con mi amigo Ben. No tenía bien en claro que quería, así que recorrimos varios locales buscando algo que me llamara la atención. Lo primero que me gustó fue un vestidito azul precioso, estampado con flores, y detalles en broderí blancos. Entré a preguntar el precio, $180. Dudé y decidí que continuaía viendo en otros locales. A eso de las 6 mi estómago decidió que no podía segui buscando a menos que reciba alimento. Compramos chipacitos y un jugo y nos detuvimos a merendar en la plaza. Pasado éste trámite, continuamos mirando vidrieras. Entré en otro local dónde me llamó la atención un vestidito negro a lunares. Me lo probé. No era yo. Me quedaba bien, era divino. Pero era corto. MUY CORTO. No era yo... 

Decidí no comprarlo y continuamos recorriendo lugares.

No me llamaba nada hasta que ví EL MISMO VESTIDO, y si no era, era demasiado parecido. Entré a preguntar, $120. Me lo probé. Me miré al espejo a ver si lograba reconocerme. Y así fue. 

Este vestido es mas tranqui. Me llega hasta las rodillas. Y tiene flores. Es ideal para una cita. O para una tarde tranquila de verano.

Me lo compré sin dudarlo.  No voy a dejarlo abandonado porque no me representa. Todo lo contrario. En él pude verme, a mi, después de baanda de tiempo. Al fin. Puedo volver a ser yo otra vez. Por completo.




17 de enero de 2013

Mi verano.

Mi verano se reduce al calor. Los días giran en como evitarlo, más que evitarlo, cómo palearlo. Porque el calor es un herpes. Nunca se va por mas que quieras, siempre está ahí, molesto, en el medio de la cara. Para que se vaya bien y cicatrice, hay que esperar a que su temporada venza.

Y así es mi verano. Mi verano es lluvia salvadora, humedad, densidad. Una mezcla entre tranquilidad e insatisfacción. Mi verano es siesta de pueblo chico, a la sombra, sin mayores dificultades mas que matar a la mosca que revolotea el frutero y los restos de comida que nadie quiere levantar del almuerzo.

Mi verano es playa. Es salir. Toalla, loción, esterilla, tereré. Mi verano es la larga espera del colectivo que me lleva hasta la playa. La música que escucho en el celular, el kioskero al que le compro fuego, el pucho que enciendo esperando el dichoso colectivo que se hace esperar. Mi verano es la casa de mi compañera, punto de encuentro de los desolados. La ida en auto, buscar lugar para estacionar. La arena que quema, los cuerpos (im)perfectos bajo el sol, rostizandose. Mi verano es negrear. Y ser una mas entre el montón, que nos mezclámos en el agua, formando el mar de almas que sólo alguna vez se soñó.

Mi verano es reciclar. Mirar todas las pelis que tengo pendientes, los CDs que me faltan escuchar. Mi verano es la net. Los auriculres y la música, una vez mas, presente en todo mi lugar. Mi verano es la pileta de casa, El Crío retozando porque no quiere dormir la siesta, el ventilador soplando su latido veloz. Mi verano es la cerámica del piso, donde me refugio cuando se corta la luz.

Mi verano es mirar por la ventana. Sacar fotos a la nada, sacar fotos al techo, al cielo, a El Crío, a mi migo Ben. Mi verano es magia litoraleña, mi verano es la nada. Mi verano transcurre entre apuntes sin tocar, entre gatos que quieren entrar a mi casa de imprevisto y sin que hayamos tenido la oportunidad de limpiar para resivir a las ilustres visitas. Mi verano son mis perros, ladrando ante cada desconocido. Mi verano es mamá laburando mañana y tarde, papá volviendo y huyendo de su alma, y El Crío y yo, juntos. Como no podemos estar en todo el año. Nos volvemos a unir, para luego separarnos y así.

Creanlo o no, mi verano es el mas tranquilo de todos los veranos que tuve desde que tengo 17 años. Pero no es enteramente por elección.

Si por mi hubiese sido, este verano iba a ser diferente. Este hubiese sido nuestro verano, el verano para conocernos. El verano para que me cuentes sobre vos, sobre tus miedos, sobre todo lo que pasó estos meses, sobre esa noche de Halloween donde te abriste ante mi, para luego volver a cerrarte y simplemente decirme adios. En mi mente, en este verano tendríamos que estar teniendo un cita, tomando helado en una plaza, corriendo por la costanera, mirando pelis, cocinandote una tarta de manzana.

Dándonos el primer beso una noche estrellada con 38°. 

Pero vos decidiste que no fuera así. Este iba a ser nuestro verano. Pero se volvió mi verano, así, sola. Por que es lo que estoy, estoy sola. Tengo gente al rededor, pero estoy sola porque es lo que he decidido (y vos también). Mi verano es todo lo que pasa lejos tuyo.

Qué cagada, ¿no?

13 de enero de 2013

"Creo que lo entiendo, porque Sam me gusta mucho.
Le pregunté a mi hermana sobre ella y dijo que
cuando estaban en primero, los chicos mayores solían embriagarla en fiestas,
 y entonces tuvo una reputación.
Pero no me importa.
Odiaría que ella me juzgara en base a como yo solía ser".




-Charlie Kelmeckis (The Perks of Being A Wallflower. 2012)
  

6 de enero de 2013

Ante de la función de cine.

"Había terminado la triste charla que mantuvimos antes de la función. No quedaba nada, excepto el silencio de dos personas que no saben que decirse. A lo lejos, una chica exclamaba tener 18 años".


― ¿Por qué mentía así?

― Todos mentimos un poco de vez en cuando.



Esa fue la última vez que te hice reír.




4 de enero de 2013

Tres camas en mi habitación.

Unos días antes de fin de año, mis señores padres decidieron comprar una cama nueva. Un sommier, para ser mas exactos. Me lo anunciaron unas horas antes de ir a la muebleria y comprar dicho sommier. Ante mi sopresa, porque nose para que me estaban avisando (como si fuera que yo iba a dormir en el sommier con ellos, ridículo) mi mamá resopló, inhaló y exhaló antes de pronunciar las siguientes palabras que hasta el día de hoy continúan grabadas en lo mas recóndito de mi mente.

"Vos te vas a quedar con nuestra cama vieja".

Esperá un cacho, ¿qué pasó? Por que creo, vieja, que me estás diciendo que voy a tener que renunciar a mi cama cucheta, esa que uso desde los 8 años, para cambiarla por una cama aburrida de dos plazas que nisiquiera pedí. ¿Es eso lo que me están diciendo?

Sí, había sido que era eso. Yo le di a mi vieja un sonoro "No" y esperaba que todo fuera una broma de mal gusto. Amo mi vieja cucheta, estoy muy acostumbrada a ella. Y me la cambian por la cama en la que durmieron mis viejos por quien sabe cuanto tiempo. No way, no, nien, lo que sea. No.

A la media tarde, salieron a hacer el pedido de todos modos. Volvieron con un papel que decía que habían pedido un sommier de $1500 y comenzaron a sacar la cama vieja de su habitación. "Ni se calienten en mover eso, en mi pieza no va a haber lugar. Y además, ¿qué esperan hacer con la cama cucheta? ¿Voy a dormir con 3 camas en mi pieza?". Cuando papá me respondió el destino que les esperaba a mis viejas amigas (venderlas o regalarlas), casi me agarra un paro.

Me remonté a cuando adquirimos las camas. Año 1998. Agosto, masomenos. La cama que usaba de momento, una viejita de metal, estaba pidiendo socorro, entonces mamá decidió comprarme otra, lógicamente. Me senté con ella a ver el catálogo de Red Megatone en ese momento y no lograba decidirme por ninguna. Finalmente, le dije a mamá que quería una cama cucheta. Los dos se rieron por la ocurrencia. Y era obvio: yo era (y soy) hija única. En los planes de mis viejos no estaba tener mas hijos, yo no lo sabía, pero la verdad era esa. ¿Para qué mierda quería una cama cucheta? Era la pregunta del millón. Y, para muchas cosas loco: primero y principal para que duerman los peluches y todos los juguetes que adoraba y que no entraban en la repisa. En segundo lugar, era genial no tener que dormir en el mismo lugar dos noches seguidas. La cama principal sería la de arriba, pero si me aburría, podia ir abajo y no pasaba nada. Y en tercer lugar, y esto lo sabría mas adelante, venía al pelo cuando había visitas. Cuando vendría a dormir alguna amiga a casa o algo así.

Mis viejos aceptaron todas las razones que les dí, pero creo que la que les terminó de comprar fue la última. Accedieron a mi pedido caprichoso y me compraron una preciosa cama cucheta de madera. Muy chick. Estas camas me acompañaron por, sacando cuentas, 14 años. Casi 15. Albergaron a un sin fin de personajes, desde juguetes, pasando por primas que venían a pasar el verano, primitos que quedaban a dormir, la abuela que venía de visita, mi amiga que quedaba a hacer el after después del boliche, mi ex novio con quien las compartimos, también. Por ellas durmieron muchas personas. Mucha gente que posó sus sueños en ellas. Y ahora se tenían que ir.

Llegaron los de la muebleria a dejar el sommier. Fui a chismosear que onda. Lo bajaron y acomodaron en el living. Primero, mis viejos llevaron la cama vieja a mi dormitorio. Tuvimos que mover muchas cosas y hacer espacio, porque es una cama de dos plazas. Pero luego de acomodar, al final entro. Al otro extremo del cuarto, arriba de la ventana. Parecía que siempre había estado allí. Luego mis viejos se fueron como criaturas con chiche nuevo a armar su sommier y acomodarlo en su habitación. Yo seguía echándole el ojo a la cama de dos plazas. Era una intrusa. Claramente esta era la peor decisión del planeta. Quiero mis camas, quiero mis camitas individuales, donde siempre dormí. Son camas de criatura y no de mujer madura de 22. Lo acepto. Pero es lo que quiero.

La primer noche fue fatal. No podía dormir. Me costó horrores. Tuve insomnio como tres horas antes de lograr cerrar los ojos. Es la cama, estoy segura. Es el espacio. Hay mucho espacio, y no estoy acostumbrada a eso. Estoy acostumbrada a dormir apretujada contra la otra persona, no a nadar en un mar de lugar. Tengo un problema con las camas de dos plazas. Estoy convencida que ellas tuvieron que ver con el final de mi relación con el padre de El Crío. Tengo la teoría de que las camas de dos plazas te aseguran comodidad, pero no así cercanía. En lugar de eso, aumentan la distancia con el otro. Cosa que no pasa al tenes que dormir apretado con otra persona por falta de lugar. Los años mas felices con mi ex también son los años que usamos camas de una plaza. ¿Coincidencia? No lo creo.

Ahora estoy atascada con tres camas en mi cuarto. La principal, la nueva, la que usamos El Crío y yo. Después de la primera noche, se me está haciendo cada vez menos difícil dormir en ella. La cama de arriba todavía la tengo en mi pieza. Y la de abajo está apostada contra una pared, esperando a algún nuevo individuo que quiera depositar sueños ahí. Me conforma saber que los mios quedarán bien conservados. Si señores, comencé el año con 3 camas.