19 de abril de 2013

Miguel.
Do You...
Kaleidoscope Dream (2012).




Do you like drugs?
Have you ever felt alone?
Do you still believe in love?

15 de abril de 2013

Cosas que me la secan.

1. Tony Stark.

2. Tu indecisión.

3. "No hay subtítulos disponibles".

4. El gordito pelotudo de Fonética I.

5. "Hola, ¿Querés garchar?".

6. Las masas de personas.

7. Mi vieja sacando la ropa del lavarropas cuando llego de clases.

8. "Visto a las ylaqueteremilparió..." 

12 de abril de 2013

6 de abril de 2013

El anillo de oro.

Encontré un anillo ayer. Estaba caído apenas unos centímetros apartado de un banco blanco en el Instituto. Yo estaba conversando con una compañera y en un momento, advertí su pequeña presencia. Decidí no decir nada y levantarlo del piso después.

Me dio mucha pena verlo en el piso. Era pequeño, pero no del todo, sino no hubiese sido capaz de verlo. Tenía cenizas de pucho a su alrededor. Su dueña probablemente había estado fumando y el anillo se le habrá escapado de los dedos, huyendo hacia un destino menos glamoroso como ser el piso de una Institución Educativa, donde quien sabe que persona lo hubiese recogido. Por suerte para este anillo, tuvo la fortuna de encontrarme a mi.

O la mala fortuna. No uso anillos desde los 10 años. Nunca fui particular amante de estos objetos redondos a los cuales no les encuentro ninguna utilidad, salvo adornar o ensalzar. No tengo muchas cosas de bijou. En mis muñecas se muestran orgullosas dos pulseras de plata. Una, me la dio mi mamá cuando tenía 8 años. La otra, mi tía, al cumplir 15. Como no me molestan particularmente ya que no siento su presencia, las uso.

Recientemente, en un viaje que hicimos con mi familia al interior de la provincia, adquirí una pulsera negra que me pareció preciosa. Tiene piedras, perlas y motivos plateados pero básicamente es negra. Es lo último que compré en artículos femeninos.

Pero ayer encontré un anillo. Cuando mi compañera se fue, me apuré en alzarlo. Lo miré. No era nada del otro mundo, sinceramente. Miré para todos lados, a ver si encontraba posible dueña. Nadie. Así que se vino conmigo. 

Me sentí rara durante el trayecto a casa, sintiendo algo entre los dedos otra vez. Jugueteando con el pequeño objeto circular dorado, porque me queda un poco grande. El único dedo donde se mantiene es el dedo del medio de mi mano izquierda. Y no se ve tan mal tampoco.

¿Cuantas historias habrá vivido? Tiene algunos golpes que indican años, así como raspones. ¿Cuanto tiempo habrá rondado en este mundo, hasta ahora? ¿Cuanto durará a mi lado?

Quizás fue el destino el que me propuso matrimonio mediante él y yo, inconcientemente como pelotuda, le dije que sí.